El anhelo del agua (poema)

Salinas de Uyuni después de la lluvia

«Poseo una gotita de sabiduría en mi alma. Déjala que se disuelva en tu océano».  Rumi

 

El anhelo del agua.

Vapuleada por las aristas de los agrestes roquedos
en donde se perfila, agudiza y purifica,
          el agua se cierne ladera abajo, desbocada,
          con la inconsciente osadía de la juventud,
          persiguiendo un sueño eterno e inalcanzable.
Corre cantarina hacia el abrazo final…
pues el mar la espera con sus guiños de plata.
          No teme desaparecer en la inmensidad,
          no argumenta miedos innecesarios.
          Se sabe querida y anhelada por la madre.
Se engalana de brillos nuevos y azulada armonía,
de apacible y sedosa piel que aguarda el amor prohibido.
          El mar, a lo lejos, le hace promesa de límites infinitos,
          de una hermandad insondable y desconocida,
          y ella siente querencias antiguas y ancestrales.
El mar aguarda silente como un arquetipo insondable,
hierático, majestuoso, ensimismado en su propio misterio,
          pero el agua no le teme, pues en una sola gota encierra
          la belleza y perfección de todas las formas posibles,
          el código oculto pretendido por magos y alquimistas.
El mar ya se adivina, se presiente…respira con su rumor de espumas,
y el agua lo anhela con toda el alma, como un murmullo enamorado,
          y cuando al fin lo divisa en el horizonte de sus sueños inmediatos
          corre gozosa y se ofrece hacia el abrazo final,
          libre de ataduras y de las siete máscaras primarias…

Mar_00