En defensa de la poesía

En días como estos, le doy más valor a la poesía. Tal vez por la introspección a la que nos vemos obligados. Vienen a mi memoria los poemas de León Felipe o García Lorca, de Walt Whitman, del libanés Nissan Qabbani o del poeta bengalí Rabindranath Tagore (sobre todo estos). Necesito llenar el alma de cosas que no sean fugaces, ni demasiado cotidianas, porque el ruido que emite el mundo cansa. Hay que perderse entre las veredas interiores para hallar esa paz que nos falta.
Y de nuevo me he preguntado ¿qué es la poesía?, ¿por qué aparece como un susurro y se va de pronto por las esquinas del tiempo?
Al respecto, dirá la poetisa Raquel Lanseros II que la poesía se nos escurre entre los dedos cuando «nos vertemos hacia afuera, cuando salimos de nosotros mismos» y aconseja «retornar a la reflexión y la meditación, llegar a un equilibrio entre el silencio y el ruido».
No hay duda de que la poesía nos ayuda a encontrar el propio centro, porque la mirada interior ha de descubrir las propias penumbras antes de transformarlas en luz que ofrecer a los demás. Y cuando perdemos ese centro, cuando nos atrapa lo cotidiano y la superficialidad de nuestra vida, se desvanece ese sentimiento poético.
La poesía requiere dedicación y oficio, aunque hay algo intuitivo que parece venir de afuera y llamar a nuestra puerta cuando nos encuentra receptivos. Así, el poeta ha de transformarse en un canal que se pone a disposición de un sentimiento y una verdad que le rebasa, y se entrega a esa tarea con devoción.
Raquel Lanseros lo expresa de modo magistral cuando nos dice que «el poeta es un artesano que trabaja con palabras, con el lenguaje, aunque la poesía no es un lenguaje propio, porque el poeta es transmisor de un conocimiento y de unas sensaciones que no son solo las suyas, sino que son las de la especie, las de la humanidad».
La imaginación nos da esa capacidad de ver en lo invisible, de salir de lo cotidiano para crear en el mundo de las imágenes e ideas. Ella es la que nos reconstruye cuando estamos abatidos, la que traza nuevos rumbos y nos obliga a levantarnos. Pero no se trata de inventarnos un mundo fantasioso en el que poder refugiarse, lejos de la realidad, sino de construir sueños y principios que acaben ofreciendo mejores realidades. La imaginación ha de construir con una voluntad decidida, mientras la fantasía juega con peces de colores en la charca del mundo.
Sin duda, la poesía es maestra de vida, es pujanza y plenitud, es sentimiento, belleza y sabiduría. Es un lenguaje profundo que hermana a los pueblos en torno a la palabra; una herramienta con la que construir un futuro mejor. La poesía es un bagel que siempre despliega sus velas blancas en señal de paz y de buena voluntad.
(http://www.revistaesfinge.com/images/pdf/Esfinge-2015-07.pdf)
https://raysan2012.wordpress.com/…/croniria-raquel-lansero…/

El anhelo del agua (poema)

Se transcribe aquí el poema publicado en la Revista Esfinge-Digital en su número de abril 2017: https://www.revistaesfinge.com/arte/poesia/item/1557-el-anhelo-del-agua

El anhelo del agua

Vapuleada por las aristas de los agrestes roquedos
 en donde se perfila, agudiza y purifica,
 el agua se cierne ladera abajo, desbocada,
 con la inconsciente osadía de la juventud,
 persiguiendo un sueño eterno e inalcanzable.
 
 Corre cantarina hacia el abrazo final…
 pues el mar la espera con sus guiños de plata.
 No teme desaparecer en la inmensidad,
 no argumenta miedos innecesarios.
 Se sabe querida y anhelada por la madre.
 
 Se engalana de brillos nuevos y azulada armonía,
 de apacible y sedosa piel que aguarda el amor prohibido.
 El mar, a lo lejos, le hace promesa de límites infinitos,
 de una hermandad insondable y desconocida,
 y ella siente querencias antiguas y ancestrales.
 
 El mar aguarda silente como un arquetipo insondable,
 hierático, majestuoso, ensimismado en su propio misterio,
 pero al agua no le teme, pues en una sola gota encierra
 la belleza y perfección de todas las formas posibles,
 el código oculto pretendido por magos y alquimistas.
 
 El mar ya se adivina, se presiente… respira con su rumor de espumas,
 y el agua lo anhela con toda el alma, como un murmullo enamorado,
 y cuando al fin lo divisa en el horizonte de sus sueños inmediatos
 corre gozosa y se ofrece hacia el abrazo final,
 libre de ataduras y de las siete máscaras primigenias…
                                                                                    Ramón Sanchis

Lectura de poemas, por Raquel Lanseros

Raquel Lanseros II protagonizó ayer una lectura de poemas en la Sala Trovador de Madrid. Asistí a título personal y en nombre de El Libro Durmiente porque ella representa mucho para nuestro Foro Literario, dado que ha presentado allí varios libros o recitales de poesía.
Raquel entonó con una voz suave y melodiosa varios poemas que recorren lo mejor de su obra publicada entre 2005 a 2016, que se hallan compilados en el libro Esa momentánea eternidad.
No haría falta decir que, Raquel Lanseros se encuentra a la vanguardia de nuestras letras y que tal vez es la mejor poetisa en lengua castellana. Es un verdadero placer escuchar el modo en que enfoca su lectura, pues nadie como el autor sabe darle a un poema el énfasis adecuado. Ya sea hablando de sentimientos personales, del amor y otros anhelos y desventuras del alma humana, o de los eternos misterios de la vida y de la muerte, Raquel Lanseros sabe convocar siempre con sus poemas lo mejor de nosotros mismos, asomándonos al mundo que debiera ser, profundo, bello, noble, mágico.
cofSus versos contienen reflexiones profundas, metáforas imposibles, y albergan escondidos en su cadencia, la voz profunda de un alma que busca respuestas de modo incansable. Su indefinible poesía es prosa y verso a la vez, sencillez y pasión, cantinela gozosa y reflexiva introspección; sus versos, que asemejan la narración melódica de un cuento a la vieja usanza, se hallan cargados de bellas y coloridas metáforas, de consejos y sentencias de vida, de preguntas certeras que llegan al mismísimo corazón de las cuestiones que atañen al ser humano.
Sin duda, la poesía de Raquel Lanseros es propia de alguien que sabe ver la vida a través de un bello caleidoscopio, porque Raquel alberga un bello mundo interior, una preocupación sincera por todo lo humano, por el mundo, por los valores atemporales. Sin duda, su poemas son lo mejor que puede ofrecerse a alguien que quiera saber ¿qué es la poesía?
 (http://ellibrodurmiente.org/)

El anhelo del agua (poema)

Salinas de Uyuni después de la lluvia

«Poseo una gotita de sabiduría en mi alma. Déjala que se disuelva en tu océano».  Rumi

 

El anhelo del agua.

Vapuleada por las aristas de los agrestes roquedos
en donde se perfila, agudiza y purifica,
          el agua se cierne ladera abajo, desbocada,
          con la inconsciente osadía de la juventud,
          persiguiendo un sueño eterno e inalcanzable.
Corre cantarina hacia el abrazo final…
pues el mar la espera con sus guiños de plata.
          No teme desaparecer en la inmensidad,
          no argumenta miedos innecesarios.
          Se sabe querida y anhelada por la madre.
Se engalana de brillos nuevos y azulada armonía,
de apacible y sedosa piel que aguarda el amor prohibido.
          El mar, a lo lejos, le hace promesa de límites infinitos,
          de una hermandad insondable y desconocida,
          y ella siente querencias antiguas y ancestrales.
El mar aguarda silente como un arquetipo insondable,
hierático, majestuoso, ensimismado en su propio misterio,
          pero el agua no le teme, pues en una sola gota encierra
          la belleza y perfección de todas las formas posibles,
          el código oculto pretendido por magos y alquimistas.
El mar ya se adivina, se presiente…respira con su rumor de espumas,
y el agua lo anhela con toda el alma, como un murmullo enamorado,
          y cuando al fin lo divisa en el horizonte de sus sueños inmediatos
          corre gozosa y se ofrece hacia el abrazo final,
          libre de ataduras y de las siete máscaras primarias…

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Croniria. Raquel Lanseros (Reseña)

Reseña escrita por Raysan para El Libro Durmiente el 17 de noviembre de 2013.

http://ellibrodurmiente.org/wp-admin/post.php?post=3250&action=edit

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Raquel Lanseros, nació en Jerez de la Frontera (Cádiz) en 1973, aunque se siente leonesa de adopción. Es una de las poetisas más reconocidas y premiadas del ámbito literario español. Sus poemas se han incluido en antologías de varios países europeos, en Estados Unidos e Iberoamérica y han sido traducidas a idiomas tan dispares como el inglés, italiano, holandés, hindi, turco, hebreo, francés, etcétera. Desde que iniciara en 2005 su recorrido en la poesía ha publicado seis libros de poemas. Cuenta en su haber con el Premio de Poesía Unicaja, un accésit del premio Adonais, el premio de Poesía del Tren, y el Premio Internacional de Poesía “Antonio Machado en Baeza”.

Raquel Lanseros y Vanessa Montfort
Raquel Lanseros y Vanessa Montfort

Por un extraño lance del destino, Raquel Lanseros me regaló su libro Croniria, el mismo con el cual había realizado su presentación en Bilbao. Más adelante he visto a Raquel en una foto junto a mi querida amiga Vanessa Montfort, si bien nunca supe que se conocieran; seguramente les une un futuro rutilante. Poco a poco, la madeja del destino fue tejiendo su aquel. Ahora me encuentro ante este libro profundo y misterioso que he leído despaciosamente en mis viajes de metro.

Sus poemas, que aventan palabras al infinito, me obligan a escribir esta reseña, pues gracias a ellos, este ciego, porque lo soy, dada mi condición de poeta que olvidó su oficio, ha vuelto a percibir la belleza. Escuchando las melodías que sus versos susurran al viento, he aprendido de nuevo a leer braile en la oscuridad de mi alma. El viento de la poesía ha llegado de nuevo a mi casa, tumbado la puerta…

Decir que las palabras despiertan conciencias a su paso, es el mejor homenaje que se le puede hacer a un escritor; y yo quiero entregar las monedas al barquero que me ha llevado a la otra orilla y hacer aquí ese homenaje.

Sí, Raquel, tus poemas alientan sueños inmensos e insuflan ideales en los horizontes de tantos huérfanos desheredados de la belleza. Porque se infiltran sinuosos y sibilantes en las verdes praderas del mundo interior, sin que ningún rincón permanezca ajeno a la convulsión.

De la mano de las imágenes que dibujas en el aire, me he adentrado en la intrincada floresta de tu forma de ser, porque leyendo tu libro he encontrado la fuente que mana inalterable en tu origen primigenio. En las páginas de tu libro se vislumbran los delicados amaneceres de tus días, tu profundidad, alegría y entusiasmo, pero también, las sombras de un alma apenada por sus emociones, transida por el desamor y la tristeza. Y sin embargo, en tus poemas, siempre te ofreces dispuesta al retorno, al resurgir de un alma pujante que aspira a la luz más nítida. Tu mensaje enseña a vivir, porque es de fortaleza y de amor, cumpliendo así la mejor finalidad de la Poesía.

croniria

Hay en Croniria una sensación de camino que el poeta precisa recorrer: “aprende por tu bien el arte de marcharte/ siempre un segundo antes de que te hayan echado”. Tal vez porque el poeta es un caminante que busca su propio ser. Por ello dirás… “nunca le tengas miedo al horizonte, no hay placer más sabroso que el trayecto/ acepta el pan servido en cualquier parte/ disfruta del asilo que te ofrezcan/ pero ten preparadas las maletas”.

Te he oído hablar de esos bosques que a menudo se extienden en nuestro interior y llegan hasta el linde donde se pierden las promesa que la vida nos hizo. En tus palabras dirás, “existen bosques blancos en los que llueven ahoras/ y las promesas buscan una sombra”. En tales momentos, nos parece que “…no hay nada más allá de aquellos árboles./ En los linderos ha acampado el tiempo/ bajo un cielo siniestro de estrellas apagadas”. Porque en tus poemas siempre se encuentra la fuerza de las imágenes.

En tu libro haces culto al amor, pero un amor entregado y de verdaderas emociones. Por ello dices… “que no entre en la batalla quien sucumba/ ante el rencor pequeño de las humillaciones./ Sabed, son necesarias descomunales dosis/ de grandeza de espíritu y coraje/ en las lides calladas de la pasión humana”. El verdadero amor reclama la identificación total con el ser amado…“Somos el mismo aliento en cuerpos simultáneos”, “…veo tu rostro en el mío/ y en el rostro de todos los que he visto”. Pero el amor ofrece a cambio un atisbo de eternidad…“...Solo quien ha besado sabe que es inmortal”.

Señalas también, la tozudez de aquellos que son insensibles al don de la poesía: “…dicen que no hace falta la poesía. Suponen que la gente necesita comer. Con eso basta”. Poco saben ellos que cada poema es “como un árbol que crece hacia el origen” buscando un sabia antigua y milenaria, cargada de sueño ancestrales. Tal vez la poesía no pueda desasirse de uno mismo, tal como la vida y la muerte no pueden zafarse la una de la otra, porque según tus palabras… “Poesía es lo contrario de la muerte. Esta certeza súbita de lo desconocido”. Los poetas son imprescindibles para que el transcurso de la vida se encamine hacia la belleza y la bondad que el mundo precisa. Por ello tu cierras el círculo con tus palabras certeras: “…que objetivo tan arduo intentar convencer no obstante junio de la inutilidad de la poesía”.

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En tus poemas dices que… “mi palabra es un patio sin llave donde es bien recibido quien aprecie la sombra de una higuera y un vaso de buen vino”. Por ello brindo, bajo el árbol de la vida, tomando un buen vino en honor de los futuros que alientan tus palabras audaces. No entonaré una despedida, porque he aprendido de tus versos “que las despedidas tienen ojos de perro herido”, tan solo expresaré un deseo: que sigas alentando la belleza hacia el infinito, porque los ciegos necesitamos ver.